Si retrocedieria mis años, indefectiblemente retrocedería en mi discernimiento actual.
Aunque sería genial tener el discernimiento que tengo ahora y, al mismo tiempo, tener la edad que quisiera tener.
Sin embargo, ser menor me impediría lograr la realización de muchas cosas que quisiera hacer (y que aún siendo mayor no puedo hacer todavía).
Así que, lo mejor sería tener un cuerpo incorruptible (que no envejece), y así no importaría que edad tuviese, y no necesitaría querer tener menos años.
Se trataría, por tanto, de cuerpo y no de años.
Un cuerpo perfecto, un cuerpo incorruptilbe, un cuerpo santo.